En Japón
a mediados del siglo VIII, algunos sintoístas inventaron una forma de mover el
pene denominada “Korigami” (arte de balancear el pene) para aumentar el placer
sexual. El hombre coloca el pene dentro de una escultura de papel de un animal.
Después comienza a imaginar que el pene tiene las cualidades del animal y
entonces él y su compañera pueden realizar las fantasías sexuales inspiradas en
aquel animal. Ese “encaje japonés” llegó a su apogeo entre los siglos IX y XII,
pero hoy en día aún es practicado.
En un paseo por la moda podemos encontrar en la manera de vestir de un hombre
lo que algunos historiadores de moda llaman símbolos fálicos.
Entre los siglos XI y XV, los hombres usaban zapatos puntiagudos y largos
llamados polainas. Aparentemente fueron inventados para que los pies de los
caballeros se encajaran mejor en los estribos. Esos zapatos tuvieron
popularidad probablemente por estar relacionados con la idea de que el tamaño
del pie refleja el tamaño del pene, muy aceptada en aquella época.
Algunos historiadores de moda consideran los sombreros como “pene sustituto”.
Algunos dicen que así como las polainas, la altura del sombrero estaría
relacionada al tamaño del pene así como la autoridad y el estatus de un hombre.
Hay quienes creen que con el paso del tiempo los sombreros fueron disminuyendo
en su altura al mismo tiempo en que crecía la emancipación femenina, como una
representación simbólica de que su “autoridad estaba siendo despedazada”.
La corbata también puede ser considerada un símbolo fálico al quedar colgada,
adornando las ropas masculinas. Los hombres se esmeran al elegir sus corbatas
tanto como al elegir sus camisas, de forma que complete una armonía visual
elegante y que agrade también a las mujeres, al final un visual atractivo hace
parte de una conquista, aunque sea sólo por una noche de puro placer.
El traje a pesar de esconder el pene, también ha sido parte constante de la
historia de la moda masculina hace más de cien años. El hombre acomoda su pene
en el costado (lo deja colgar hacia la izquierda o derecha), o lo posiciona de
forma que le sea más cómodo. Pantalones largos y flojos tienen su preferencia
entre aquellos que les gusta masturbarse, bastando para eso, con meter la mano
en el bolsillo del pantalón y agarrar el pene sin que los demás perciban lo que
está ocurriendo.
La moda de los pantalones apretados, que desde la primera mitad del siglo XIX
estaba fuera de uso, vuelve en los años 60 con el Rock&Roll. Astros del
rock, artistas en general, además de jóvenes adolescentes usaban pantalones
justos como forma de resaltar el pene. De tela, cuero o jeans (muy populares
entre cawboys y trabajadores braceros), cualquiera que fuera el material, lo
importante es que tenían que ser muy justos. Algunos usaban un tipo de relleno
para aumentar aún más el volumen del pene. Esto está documentado en fotos,
películas y álbumes de la época.
Así, podemos concluir que el hombre también manifiesta su sexualidad al
vestirse. En un paseo por la historia hablamos de accesorios, aderezos y de los
trajes y ropas masculinas que tuvieron su importancia. Los pantalones vaqueros
(justos o no) y de cuero ganaron su espacio en los días actuales y aún son muy
usados. El hombre moderno también encuentra en las academias una forma de
exhibirse y expresar su masculinidad usando ropas deportivas y que exalten sus
formas. De cualquier manera, sea por vanidad o sea por exhibicionismo podemos
decir que el pene estará siempre de moda.
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