El Punto G fue descubierto en el año
1950 por el ginecólogo alemán Ernst Grafenberg, de ahí la sigla G. Descubrió
que estimulando una zona concreta dentro de la vagina, las mujeres también
podían tener un orgasmo muy prolongado y placentero.
El Punto
G se encuentra en la esponja uretral que está conectada con los mismos
nervios del clítoris por ello, es una zona muy sensible.
¿Mito
o Realidad?
Realmente
el Punto G existe, ahora, no siempre se encuentra debido al tamaño que
tenga. Hay mujeres, que tienen muy desarrollado el llamado Punto G por
lo que es muy fácil su localización, cuanto más excitada se esté, más grande
es, pero como acabamos de especificar no siempre se consigue localizar.
Una
de las mejores maneras de encontrarlo y no frustrar a nuestra pareja
intentándolo, es localizarlo nosotras mismas, para ello podemos utilizar
nuestro dedo bien lubricado, o bien hay una gran variedad de artículos eróticos, que nos pueden ayudar a
tal fin gracias a la vibración y curvatura perfectamente estudiada.
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